La actriz Emerald Fennell, vista en la serie de Netflix The Crown, donde interpreta a Camilla Parker Bowles, se lanza a la dirección de su primer largometraje tras una brevísima experiencia en el mundo del cortometraje hace tres años. Para su debut escoge un relato cargado de potente mensaje feminista protagonizado por una Carey Mulligan en estado de gracia, además de tener una estética bastante peculiar.
La directora británica ya ha conseguido sólo con su primera película, tres nominaciones a los Oscar. Es toda una declaración de intenciones y sin duda servirá de aliento para que continúe su carrera tras las cámaras, pero primero ha de conquistar muchos más corazones que la protagonista de su opera prima.
Una joven prometedora es la historia de una venganza, una venganza planificada durante años, con nombres, direcciones, todos ellos apuntados en una libreta. Es la venganza de una mujer contra los hombres, contra el género masculino. Y es que resulta imposible (y es evidente) la carga social que tiene la película, a pesar de su particular universo, en donde los hombres son muy malos y las mujeres sufren cada noche.
No es que sea un planteamiento exagerado, no hay más que darse una vuelta por las noticas, pero quizá el tildar de esta forma la sociedad en la que se mueve la protagonista, con apenas matices o sin ellos, directamente, reste cierta veracidad a un discurso que, a pesar de eso, cala en el espectador.
Fennell demuestra bastante buena maña como realizadora, con una estética muy cuidada, colorida y buenos planteamientos narrativos a nivel visual. Sorprende que en su cabeza tenga la visión de una directora algo más madura.
Y es que el mundo que rodea a la protagonista es un mundo que cabalga entre lo infantil (esos colores tan llamativos, su habitación, incluso el detalle de apuntar su plan a modo de diario) y lo adolescente. Pero en el fondo Cassie es una mujer que tiene todo bien pensado. Su desequilibrio emocional no la impide muchas veces, tener claro hacia dónde va todo.
El papel de los hombres en la película es bastante negativo. Obvio teniendo en cuenta la historia, aunque hay algunos pequeños matices que al menos dan luz al discurso radical de la protagonista que, además, se ve incapaz de amar. El abogado arrepentido o su antiguo compañero de facultad que quiere pasar página con el pasado, o mismamente la figura de su padre, son claro ejemplos de que Fennell quiere dar también con la tecla para que no todo parezca tan malo.
Una película que en ciertos momentos se hace un poco pesada, pero que gracias a dos elementos, la protagonista y los puntos de humor en su guion, consiguen que la función salga bastante bien parada. Si bien no es un humor “para todos los públicos” (no por su temática sino por su intención).
El reparto está bastante bien, sobre todo Mulligan, en un papel frío, calculador, lleno de aristas, en donde muchas veces no sabe por donde va a salir.
Una joven prometedora es un relato duro, que refleja parte de la sociedad, que pone en evidencia muchas carencias como sociedad, pero quizá su discurso tan maniqueo le lleve a pensar que estamos ante una película excesivamente reivindicativa y aparte un poco ese componente artístico que, se supone, debe tener.